viernes, 13 de febrero de 2015

La necesaria presencia de mujeres en los altos cargos empresariales





                                                                                    Artículo publicado también en eProform
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A pesar de que las mujeres son la mitad de la población, que académicamente están igual o mejor  preparadas que los hombres,  el desequilibrio entre géneros en los puestos más altos de las empresas, escenifica una realidad en el mundo corporativo.


Aunque existen numerosos informes y estudios, donde se exponen los beneficios que pueden obtener las empresas que reconocen y apoyan el talento de las mujeres en las empresas, no solo económicos sino también psicosociales, están representadas muy por debajo de los hombres en los consejos de administración. 


Cuanto mayores  son las dimensiones de una empresa o una organización, más difícil será para una mujer ocupar el cargo de ejecutiva máxima: menos del 5% de los directivos de las principales empresas del mundo son mujeres.
 

“El 60% en Europa de las titulaciones en empresariales o económicas corresponde a mujeres mientras que sólo hay un 30% de mujeres en la dirección de las empresas”.



Pese a los progresos que han realizado en la gestión empresarial y al último decenio de  activismo encaminado a romper el “techo de cristal” que les impide acceder a los cargos más altos, las mujeres siguen excluidas de la adopción de las principales decisiones económicas. 

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Foto extraída de La Voz de Galicia


Los planes de igualdad son instrumentos en las empresas muy valiosos para conseguir la igualdad entre las trabajadoras y trabajadores. Las ventajas y beneficios de la puesta en marcha de estos planes, demuestran que son importantes en salud laboral, descenso de la rotación, del absentismo y mayor calidad de vida. Pero la realidad, es que muchos de estos planes de igualdad que por ley están obligados a hacer las empresas de más de 250 trabajadores, en muchas ocasiones se dedican a cubrir el expediente, simplemente a contar cuantos hombres y mujeres tienen en su plantilla, y no existiendo un registro estatal para estos planes.


 Cambiar la cultura empresarial masculinizada con la firme convicción de que se lograrán buenos resultados para el funcionamiento de ella, es fundamental para que la realización de estos planes de igualdad en las organizaciones empresariales no se quede en un mero trámite.


Conviene recordar que hay muchas barreras invisibles con claro efecto discriminatorio hacia las aspiraciones promocionales de las mujeres, como diversas formas de comunicación y creación de redes dentro de las empresas, a las que le son muy difícil acceder: reuniones de trabajo en horarios de tarde o cena de negocios, en eventos deportivos masculinizados, e incluso cerrar acuerdos en clubes nocturnos.

 Dada que la paridad está todavía lejos de alcanzarse, es ingenuo pensar que por sí sola, esta situación de desventaja hacia las trabajadoras en el mundo empresarial, se vaya a corregir.


De ahí, surge la controvertida cuestión de la implantación de cuotas femeninas en las empresas. El estado pionero fue Noruega que en 2002 y no exento de polémica, se puso hasta el 2008 para conseguir que en las grandes empresas el 40% del consejo de dirección estuviera ocupado por mujeres. Antes de la fecha límite lo había logrado, y con mejoras en las grandes empresas tanto en su forma de funcionar como en sus resultados. Alemania ha seguido ese modelo e implantará una cuota obligatoria del 30% de mujeres en las cúpulas de las grandes empresas. Si no lo cumplen, esos puestos quedarán vacantes y las corporaciones se expondrán a sanciones.


La plena participación de las mujeres en los máximos órganos de dirección empresarial y de representación política, es un reto importante todavía, porque si las mujeres no participan en igualdad en los grandes centros de decisión, parece poco probable que sean ellas las que decidan el destino político y económico de la sociedad.


Como muestra, lo sucedido en Grecia con un gobierno formado únicamente por hombres, en sus doce ministerios. Es una visión arcaica pensar que no existen mujeres lo suficientemente preparadas, cuando la realidad demuestra totalmente lo contrario.


Sin mujeres, en los principales puestos de decisión de las organizaciones de la índole que sea no hay democracia, no hay justicia social, no se avanza hacia la igualdad. 


#NoSinMujeres

Fuentes consultadas


-La mujer en la gestión empresarial. Cobrando impulso. OIT


-Las mujeres en los consejos de administración y organismos de decisión de las empresas españolas. INFORMA 2014.


lunes, 2 de febrero de 2015

La importancia de la perspectiva de género en la investigación



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Un análisis poco riguroso de la historia de la ciencia, llevaría a afirmar la ausencia prácticamente  de las mujeres en ella.  Desgraciadamente las personas que han escrito la historia, no han sido mujeres, y ha propiciado una visión sesgada y por tanto ellas han estado silenciadas, ignoradas y discriminadas. ¿Ha habido científicas? Por supuesto. Las mujeres siempre han sentido curiosidad por el conocimiento y el desarrollo científico. Este intento de recuperación para la historia de la ciencia de figuras femeninas y la reflexión sobre su exclusión de este ámbito, es un trabajo de  denuncia imprescindible desde la propia ciencia, y desde el ámbito de la historia, la sociología y filosofía. 

La historia de las tecnólogas tiene sus propios problemas y dificultades. Hay que tener en cuenta la prohibición a la mujer del derecho a la propiedad, lo que provocó que muchos de los inventos hechos por mujeres, fueran registrados con el nombre del padre o del marido. Para algunas, la propia empresa científico-tecnológica occidental era profundamente sexista al estar construida sobre los valores de dominación y control típicamente masculinos. Se obvian inventos realizados por las mujeres.

¿Qué tienen en común, Teano (Cosmóloga), Marie Lavoisier (Química), Marie Curie (Física y química), María Cunit (Astrónoma) y Ada Lovelace (Matemática), entre otras? Pues que fueron mujeres que han sobresalido en épocas totalmente hostiles para ello, que gozaron de unas oportunidades impensables para la mayoría de su tiempo: hijas o esposas de científicos, de clase alta. Por esta razón, se deben citar los condicionantes económicos, sociales y familiares de ellas para que no se vean como casos  excepcionales, y de una genialidad inalcanzable, sino como modelos plausibles para las mujeres, y que cuando existen contextos favorables para que ellas se desarrollen intelectualmente y científicamente, los resultados saltan a la vista.
 
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Panel de la Exposición:La mujer, innovadora de la Ciencia
De hecho, algunas encontraron vías de participación en la ciencia, a través de las cortes de los príncipes renacentistas con trabajos intelectuales, en los talleres tradicionales donde trabajaban con sus padres y maridos practicando la astronomía y la entomología y en los salones y círculos científicos para mujeres, aunque nunca legitimados por la ciencia oficial.

La ciencia que comienza a desarrollarse desde el siglo XVII, y que perdura en amplios sectores de la comunidad científica hoy en día, adopta la imagen de una ciencia objetiva, racional y neutral, atributos que se les atribuyen tradicionalmente al género masculino y vinculando lo femenino con lo subjetivo, intuitivo y racional. Pero en la ciencia no hay nada inherentemente masculino.

La ciencia es una construcción social y como tal no es inseparable de los procesos que se desarrollan en la sociedad, y por tanto los paradigmas y teorías científicas dependen del contexto histórico, social y económico, donde surgen. No está libre de los condicionantes culturales y sociales de su tiempo. Por esta razón, los estereotipos de género se trasladan a las investigaciones produciendo sesgos de género en ellas

La ciencia se ha desarrollado históricamente como una actividad masculina y adoptando una perspectiva androcéntrica, que hace de lo masculino la norma: identifica lo masculino con lo humano en general y, a su vez, equipara todo lo humano con lo masculino. Por otro lado nos encontramos el supuesto erróneo de diferencias entre hombres y mujeres (exacerbando diferencias biológicas o naturalizando, diferencias socialmente construidas).
 
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El sesgo de género en medicina, ha producido bajo la presunción de igualdad en los sexos, que se incluyan en los ensayos a hombres mayoritariamente, extrapolando los resultados obtenidos a las mujeres y excluyendo a las embarazadas de las investigaciones. Esta situación ha provocado que las mujeres sufran el doble de reacciones adversas  y existan importantes lagunas en el conocimiento sobre embarazadas. También existe una falta de investigación sobre las enfermedades que específicamente sufren las mujeres, sus causas y las formas de prevenirlas. Tradicionalmente la salud de las féminas se ha investigado y valorado solo vinculada a la salud reproductiva, sin tener en cuenta una perspectiva de la salud más integral.

Desde luego, el componente cultural del conocimiento al que contribuyen las metáforas en la ciencia es clave, no estando libre también de prejuicios sexistas como por ejemplo, las utilizadas en biología para explicar los procesos reproductivos. 

Según Emily Martín, en las descripciones del uso de las estructuras y funciones de los sistemas reproductivos femeninos y masculinos, la pasividad del óvulo y la competitiva carrera heroica de los espermatozoides, reflejan estereotipos culturales de los comportamientos femeninos y masculinos, y tienden a legitimarlos. El óvulo se comporta de una manera “femenina” mientras que el espermatozoide lo hace de una forma “masculina”. Se subraya la fragilidad del óvulo a la vez que apasiona la resistencia y la velocidad de los espermatozoides. Cierto tipo de metáforas, pueden cambiar el régimen de verdad relegando a ciertos grupos a un estatuto de inferioridad. Eliminarlo es muy difícil y exige análisis y prácticas muy sutiles, como pueda ser el desenmascaramiento de esas metáforas que ayudan a mantener la configuración genéricamente sesgada de la sociedad.

Consiste en desvelar cómo operan los estereotipos de género en la investigación, en qué medida ponen en entredicho la excelencia científica y hasta qué punto tienen un impacto social discriminatorio.

Un enfoque sensible al género en el contenido de las investigaciones, contribuye a una mayor calidad y validez de éstas: si las investigaciones tienen en cuenta las diferencias entre mujeres y hombres, en la población de la investigación, los resultados serán más representativos. Las categorías generales como "gente", "pacientes" o "usuarios" no hacen distinción entre hombres y mujeres.

Diversos estudios, como los hallazgos en  Proceedings of the National Academy of Sciences", han demostrado que tanto los hombres como las mujeres que evalúan la calidad del trabajo de los investigadores para la financiación, publicación o propósitos de empleo otorgan a los hombres una calificación más alta, los considera mejores candidatos y creen que se les debe ofrecer salarios más altos que a las mujeres, incluso cuando presentan las mismas credenciales.

 La igualdad de género en la ciencia e investigación requiere no solo acciones para incrementar la participación de las mujeres en los grupos de investigación, sino también en las instituciones, reformando estructuras y barreras que impiden una presencia equilibrada de mujeres, como en el propio conocimiento con la integración de la dimensión de género en los propios contenidos científicos y tecnológicos.

Si las mujeres no se incluyen en condiciones de igualdad en la ciencia y la tecnología, la visión del mundo ha sido y será parcial.
 
Fuentes consultadas
-          Guía para la inclusión de la perspectiva de género en los contenidos de la investigación. Cirem Fundación
-          Manual de género en la lnvestigación. Ministerio de Ciencia e investigación.Europeam Commission. Research & Innovation.
-          Ciencia, Tecnología y género .Número 2.Enero-abril 2002.Revista Iberoamericana de Ciencia, Tecnología , Sociedad e Innovación. Marta I. González García y Eulalia Pérez Sedeño.
-          El sexo de las metáforas. Eulalia Pérez Sedeño. CSIC.

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